Esperaba esta antología como una
opípara comilona en época de hambruna, y vislumbrar previamente el título de la
obra, la macabra portada y tan ilustre y terrorífico elenco de autores, me puso
los dientes largos y algún apéndice de mi cuerpo demasiado irrigado; bastante
más que la satisfacción obtenida, tal vez, por haberme dejado llevar por el
entusiasmo ante mi consumismo ávido de las publicaciones de Nocte y por
intentar analizar la obra de forma global.
La selección de relatos llevada a
cabo por el gran Joe Álamo (Tom Z. Stone) se ha basado en trece textos (¿casualidad
dicho número?) finalistas y/o premiados en certámenes donde participaron los
autores de “Insomnia”. Son trabajos muy distintos pero todos ellos originales,
inquietantes, desasosegantes e hilvanados por el imaginario tan creativo de las
mentes nocteñas.
Bajo mi criterio, hay algunos que sobresalen más que otros,
pero en definitiva, Álamo ha confeccionado una antología más que correcta,
cuyos relatos no han sido creados expresamente para la ocasión, y eso tal vez
influya al lector si busca analizar el resultado en conjunto y se deja llevar
por el cartel de la obra y el prestigio de género de los Jasso, Tamparillas,
Fermín Moreno, Bribián, Bueso, etc. En este sentido, se aprecia la antigüedad de
algunos de estos trabajos al analizar su calidad, ya que varios de sus autores
han evolucionado notablemente desde estas publicaciones.
Conviene disfrutar mejor este
libro relato a relato, historia tras historia; “Insomnia, relatos para no
dormir” se convierte pues en la lectura ideal para ocupar nuestras mesillas y estremecernos
en esas noches en las que menos queremos relajarnos y dormir placenteramente.
Leed cada relato como una única
experiencia adictiva e inquietante. Disfrutareis como los niños que se
arrebujan bajo las sábanas con una pequeña linterna y un buen cuento de terror.
Os dejo aquí unas breves sinopsis de todos los relatos que componen "Insomnia", para que juzguéis vosotros mismos:
Bola de mierda, de Emilio Bueso. – Una divertida e
inquietante historia de fantasmas con el sello genuino y “sucio” de su autor.
“Bola de mierda” es un antiguo
convicto que intenta reinsertarse de nuevo en la sociedad y que trabaja de
guardia en un garaje. Sus continuas comeduras de tarro y sus problemas
personales se agravan la noche en la que un misterioso personaje hace acto de
presencia en su garita.
La noche de la sangre, de David Jasso. – Una ofrenda
ritual es el leitmotiv del trabajo de David Jasso. Un cuento breve pero
certero, de bella prosa, donde el zaragozano hace lo que mejor sabe, jugar con
la angustia de la muchacha protagonista a la vez que anticiparnos el cruel destino que
se le avecina.
La apertura Slagar, de Santiago Eximeno y Alfredo Álamo.
– La partida de ajedrez más rápida y mortífera que dos jugadores pueden
esperar. La jugada certera que desencadena el mal se llama “la apertura
Slagar”. Una historia policiaca muy sangrienta.
Yamata-No-Orochi, de Sergio Mars. – Con un ligero
aroma lovecraftiano, Mars nos lleva a alta mar, a una gruta submarina
inexplorada donde parecen hallarse los vestigios de una civilización tan antigua como
la vida misma. El terror psicológico se impone a la irrupción de bestias
marinas. Aquí el monstruo está dentro de uno mismo.
Schlitze, de Javier Quevedo. – Un relato intenso y
descriptivo, bien llevado, donde la actuación de un peculiar payaso de circo es
el eje principal, y su “truco” de magia el ingenio más macabro.
Hacia el Sur, de Juande Garduño. – Si alguien leyó
“La Carretera”, de Cormac McCarthy, está de enhorabuena. Una hipotética
continuación bajo el criterio continuista de Juande Garduño.
El contador de personas, de Roberto Malo. – El
particular oficio desempeñado en las salas de cine lleva a su protagonista a
ejercerlo hasta en su rato de ocio. Inevitablemente. De incógnito. Un trabajo
desquiciante que sobrepasa a su hacedor hasta límites insospechados.
Interesante relato de uno de los genios más irónicos y prolíficos de Nocte.
Todo es empezar, de Pedro Escudero. – De trabajos
peculiares seguimos hablando, esta vez de uno más funesto. Un joven aprendiz de
enterrador bajo la doctrina de su veterano maestro, paseando entre lápidas y
experiencias tétricas, cambiará de opinión cuando conozca todos los entresijos del
camposanto y a sus singulares moradores. Nunca más ganará a las cartas,
garantizado.
Comer, de Óscar Bribián. – El aviso de unos vecinos
al 091 alerta a una patrulla de policías de Zaragoza. Han escuchado gritos en
una vivienda. Los agentes acuden allí. Un edificio antiguo, prácticamente en
ruinas. Allanamiento forzoso. Cautela, hedor, sopor. Descubrimientos horribles.
Una experiencia inolvidable… y macabra.
La imaginación truculenta y el
ingenio de Bribián han deformado la realidad de un trabajo cotidiano de la
policía para brindarnos un cuento con mucho ritmo y acción.
Sed, de Fermín Moreno. – Continuamos en Zaragoza
(cómo no, si es cuna de varios miembros nocteños). Una extraña epidemia en el
abastecimiento de agua aisla a la ciudad y a sus habitantes. Los víveres y el
agua escasean. Se producen robos, hurtos, rapiñas en centros comerciales. Hay
hambre y sed, mucha sed. Nuestro protagonista se las verá para conseguir algo
de líquido, y sobretodo, lidiar con sus congéneres. Un trepidante relato que te
impedirá dejar de leer.
Premiere, de Rubén Sánchez Trigos. – Nunca una
proyección de cine estuvo envuelta en un halo tan misterioso y mortífero. Si
sales vivo de la sala, será todo un milagro. Y si no, que se lo pregunten al
protagonista de esta original historia. Llama la atención este trabajo de
Sánchez Trigos, para mi gusto uno de los mejores de esta antología.
La senda infinita, de José María Tamparillas. – Vamos
concluyendo in-crescendo esta desasosegante obra, y nos topamos con nuevos
relatos que no sólo aumentan la calidad de la misma, sino que la enriquecen y
dotan de buen paladeo al lector. Es el caso de “La senda infinita”, trabajo
seleccionado hace algún tiempo para una de las entregas de las antologías
“Calabazas en el Trastero”. En él, Tamparillas nos habla de la curiosa carrera
profesional de un director de cine B español de allá por los años 70 (son
inevitables las comparaciones con Jess Franco, por ser prácticamente el único
referente) que arrastra un lastre emocional difícil y pesado que un día
decide soltar a la persona menos esperada. Como he dicho antes, otra joya con
reluciente fulgor dentro de “Insomnia”.
Secuencia, de J.E. Álamo. – Sería ilógico que el
seleccionador-coordinador de esta antología no aprovechara la coyuntura para
deslizar su talento entre sus páginas. “Secuencia” cierra esta obra con
originalidad y maestría; es la historia (repetida) del dueño de un bar que
recibe cada día la extraña visita de un curioso personaje que se anticipa a
todos sus movimientos, como si supiera exactamente lo que se dispone a hacer y
decir en todo momento. Todo tiene su explicación, su –digamos- raciocinio, pero
debes ser tú, lector, quien lo descubra.
Presentación de "INSOMNIA. Relatos para no dormir"
FERIA DEL LIBRO DE ZARAGOZA
6 de junio 2012
Como no podía ser de otra forma, un servidor no desaprovechó la ocasión de acudir a la cita y apoyar a sus escritores favoritos.
Estas fotos dan buena muestra de ello:
El público "tembló" cuando estos maestros del terror
hicieron acto de presencia en Capitanía.
De izqda. a dcha: David Jasso, J.M. Tamparillas,
Óscar Bribián y Roberto Malo.
El mendas, junto a otro "maestro" pero de la corrección,
como es Fernando Martínez Gimeno.
(Esta foto iba dedicada al Tito Athman, todo hay que decirlo)
Tamparillas, todo un orador, introduciendo al público
en la tétrica atmósfera de "Insomnia".
Don Roberto es de todo menos "malo".
¡Qué labia, qué talento, qué desparpajo
tiene este hombre!
El gran Jasso, autor de "La noche de la sangre",
bajo la atenta y feliz mirada del creador de "La senda
infinita".
El curioso "making off" de la foto que apareció en
"El periódico de Aragón".
Visibles gestos de satisfacción en sus rostros.
(a pesar de que la lengua viscosa de la calavera lama
con fruicción la mano de David).
¡Qué majicos, oye!
(Tampa acusa a Jasso de alguna fechoría)
Un escritor más en esta peculiar terna.
(Paciencia, chicos, seguro que el día menos pensado
sostenemos un libro todos juntos)
Un libro tan adictivo que hasta las nuevas generaciones
no pueden esperar a leer.
Aquí los autores firmando ejemplares
en la caseta de Independencia.
¡Menudos esgarramantas!
(Sobretodo el de la derecha)
Buenos escritores y mejores personas, sin duda.
Bueno, queridos bloggers. Con esto y un bizcocho, fin de la entrada. Espero que os haya gustado y que estéis esperando ya la siguiente.
¡Un abrazo y feliz verano para los que estéis de vacaciones!
D.R.G.
Grande, David. Gracias
ResponderEliminarUna entrada bien guapa. Mil gracias, David.
ResponderEliminarSi es que tendrías que estar tú en la antología. Para la próxima, ¿vale?
ResponderEliminarGracias por las palabras, que reflejan el cariño y la atención con que nos has leído.
ResponderEliminarMuchas gracias, David. Nos vemos en la próxima...
ResponderEliminarYa queda menos, David. ;)
ResponderEliminar